“Mamaaaaaaá!”: mi primera experiencia de masaje en un mercado de Tailandia
Recibir masajes en Tailandia sin duda es una experiencia única, y eso es lo que quiero compartirles hoy, además de algunas breves reflexiones sobre el dolor.
Mi viaje por 3 meses a este lugar fue concebido como un viaje de estudios y de placer… y ¿qué mejor forma de unificar ambos objetivos, que recibiendo masaje tailandés? De hecho los he unificado tan bien, que en menos de una semana en Bangkok creo que me estoy volviendo adicto… felizmente adicto jajaja.
El Masaje Tailandes sin duda alguna forma parte de la vida cotidiana de la sociedad Tailandesa, lo que se puede ver en la enorme oferta que existe en las calles, ya sea tanto en escuelas de masaje, en Spas o simplemente en puestos en la calle o los mercados. Es decir, está al alcance del pueblo tailandés, no es exclusivo de una elite, aspecto que me interesa lograr en mi trabajo.
Se dice que hay principalmente 2 estilos clásicos de Masaje Tailandes, el del Sur con su sede en Bangkok con mayor énfasis en las presiones profundas, y el estilo del Norte con mayor énfasis en los estiramientos (de la ciudad de Chiang Mai), sin embargo estos estilos se mezclan cada vez más con el paso del tiempo y las diferencias suelen ser sólo de énfasis.
Ayer 22 de Noviembre fui al Mercado Chatuchak de Bangkok, algo así como el Persa Bio-Bio de Santiago. Tomé un masaje de 30 minutos en uno de los tantos puestos que ofrecían masaje y este si fue claramente un masaje con “estilo del sur”, es decir, con presiones muy profundas y en ocasiones bastante dolorosas.
El Masaje Tailandes: ¿una experiencia dolorosa?
El tema del dolor es algo interesante de comentar. Aquí podemos ver una diferencia cultural bastante importante entre Oriente y Occidente. En Tailandia al menos, el factor del dolor en un masaje se toma como algo casi asumido, como parte del proceso de sanación. En cambio en Occidente, la mayoría de las personas toman un masaje porque buscan relajarse y porque buscan bienestar inmediato, difícilmente se piensa que ir a tomar un masaje sea una experiencia dolorosa.
En mi opinión en particular, cada persona tiene su punto de tolerancia al dolor específico, y este es un límite que creo debe ser respetado. Además cada persona tiene su propia relación con el dolor ante la vida, a algunos les gusta que les duela, otros en cambio no soportarán ni una sola pizca de desagrado.
A muchos les gusta un masaje muy fuerte, a otros les gusta suave… y creo que el arte de hacer un buen masaje, que no sea desagradable ni tampoco aburrido, es ir en la búsqueda de ese punto personal de cada paciente. Encontrar ese punto requiere desarrollar una sensibilidad al tacto y la energía de la otra persona, y dicha habilidad es algo que no te lo da ningún curso ni tampoco ningún certificado. Es algo que sólo se adquiere con la práctica.
Entre el dolor y el placer… el Masaje en Chatuchak
Esto que les menciono es algo que me gusta llamar “el punto donde se funden el placer y el dolor”. Es decir, si se acepta un poco de dolor, esto puede convertirse en una experiencia placentera.
Mi experiencia de ayer en el Mercado Chatuchak fue bastante especial: rica, dolorosa ¡y hasta chistosa! Otra diferencia cultural entre Tailandia y Occidente es que aquí al realizarse los masajes masivamente, es normal que las personas, ya sean pacientes o terapeutas, hablen entre si durante el masaje, cosa que fue bastante evidente y divertida en esta ocasión.
Como les mencioné, el masaje fue intenso, muy intenso, enfocado en un 90% en mis hombros, espalda y cuello, lugar donde la gran mayoría de las personas tiene sus mayores tensiones. El masaje fluctuó constantemente entre el placer y el dolor, lo que fue muy chistoso porque entre las expresiones de placer que me salían de adentro, también salieron los “Ohhhh conchesumadre”, “Mecaaaago” y también “Mamaaaá”.
Resultado: estábamos todos cagados de la risa y la terapeuta se reía conmigo y de mí jajaja. Después, cada vez que me presionaba muy fuerte ella decía “Mamaaaá” y “Papaaaá”. Mientras tanto, yo estoicamente intentaba respirar profundo, entre el placer, la risa y el dolor. “Mamaaaaaá”, “Papaaaá” repetía ella una y otra vez jajaja.
Conclusión
Sin duda fue un masaje muy especial, profundamente terapéutico y beneficioso, tanto para el cuerpo como para la mente y el alma.
Hermosa tradición medicinal es la que practica el pueblo tailandes, tradición que se inscribe profundamente en su historia y su cultura. Yo me enamore de dicha práctica sanadora y por eso es que espero poder practicarla durante muchos años en mi vida.
Le recomiendo a tod@s los que puedan hacerlo, que reciban este tipo de masajes, ya sea en Tailandia, en Chile o donde les sea posible hacerlo. Que el dolor no sea un impedimento para recibir ni esta ni ninguna otra terapia, ya que al fin y al cabo, cultivando la entrega, aceptando cierto dolor y atravesando nuestra zona de confort es como podemos superar gran parte de los obstáculos de la vida.
Cariños a tod@s!
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